En Knarr no eres un vikingo cualquiera: eres el jefe de tu clan, y tu misión es llevar a tus guerreros a la gloria. ¿Cómo? Explorando tierras lejanas, comerciando como un zorro y construyendo una reputación que haga temblar las copas en cada banquete.

Este juegazo de Thomas Dupont, ilustrado de lujo por Antoine Carrion, es un título de gestión de mano y set collection para 2 a 4 jugadores, pensado para mayores de 10 años, con partidas que duran unos 30 minutos. Justo lo que necesitas para calentar motores o picarte en bucle toda la tarde.

La chicha del juego son las cartas, divididas en dos tipos:

• Cartas de vikingo, que reclutas para tu cofradía (¡y sí, molan mucho!).

• Cartas de destino, que representan los territorios que descubrirás y colonizarás.

Cada turno tiene dos fases:

1. Reputación: Cosechas puntos según lo famoso (o infame) que seas.

2. Acción: Elige entre reclutar nuevos colegas vikingos o explorar tierras lejanas a golpe de remo y espada. Si quieres, también puedes comerciar para rascar bienes a base de brazaletes.

Cuando juegas las cartas, las vas encadenando en tu tablero, creando una cascada de recursos que te da ventajas cada vez más bestias. Ojo: el primero que llegue a 40 puntos de victoria desata el final de la partida, así que espabila o te quedas cantando solo en la taberna.

¿Te mola un poco más de caña? Knarr incluye una variante avanzada con artefactos y tableros de barco alternativos, para partidas aún más locas y estratégicas. Vamos, que no te vas a aburrir ni en tu cuarta campaña vikinga.

Compacto, adictivo y con arte para enmarcar, Knarr es esa joyita que no ocupa mucho pero brilla fuerte en cualquier colección de juegos.
¿Preparado para hacer historia, o acabarás como un borracho olvidado en un fiordo?